Gizakia se suma una vez más a la Campaña por las Personas Sin Hogar
Todos los años, en octubre, y en relación con la campaña de Cáritas por las Personas Sin Hogar las entidades sociales que formamos parte de la plataforma “Beste bi”, salimos a la calle para visibilizar la situación de estas personas, ser la voz que reivindica sus derechos, y recordar a aquellas que han fallecido en nuestras calles.
Este año el lema es “Comparte tu red”. “Red” como aquel nexo que enlaza, que une a las personas en sus relaciones diarias, que da lugar a la posibilidad de compartir afectos y ayuda mutua desde un espacio solidario y ante todo humano. Además, aquello que se teje en común y que, en un momento dado, puede recoger al caer al vacío. En esta convocatoria, las concentraciones tienen lugar en varios municipios (Baracaldo, Bilbao, Durango, Getxo y Mungia) para que el mensaje que deseamos trasladar tanto a las instituciones políticas como a la ciudadanía de a pie, tenga mayor alcance. De esta manera se pretende crear una red de conciencia social ante este grave problema.
Según los últimos datos oficiales, basados en el trabajo de campo realizado en la Comunidad Autónoma Vasca por 680 personas voluntarias en octubre de 2022 , justo ahora hace un año, 3.380 personas se encontraban en situación de exclusión residencial grave, es decir, carecían de hogar en Euskadi. La realidad es que estas personas son empujadas a sobrevivir ante las inclemencias y peligros de la vida en la calle.
Desgraciadamente, todo hace presagiar que un año después esa cifra haya aumentado. Pero no podemos olvidar que detrás de esa cifra hay 3380 personas con nombre, apellidos y una vida perjudicada directamente, así como 3380 familias, y amigos afectados. Una verdadera tragedia humana que supone una emergencia social que cuanto más consolidada más inmoral se vuelve. Una sociedad que no da respuesta a las necesidades de los y las más vulnerables es una sociedad fracasada.
Es necesario gestionar ofreciendo respuestas y soluciones políticas adecuadas, integrales y eficaces, a los problemas de cualquier índole que van surgiendo en unas sociedades cada vez más cambiantes y complejas. Hay que manejar nuevos factores como el de un aumento importante de la inmigración, situación que se deriva de un mundo cada vez más globalizado.
No disponer de un hogar supone no poder acceder a otros recursos en cuanto a prestaciones y servicios públicos. Además, en su dimensión social implica exclusión, soledad y pobreza.
Ya desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos redactada en 1948, así como en sucesivos y diferentes acuerdos internacionales, incluida la Carta de los Derechos fundamentales de la Unión Europea aprobada en el año 2000, se hace mención especial a la dimensión social vinculada a la vivienda.
Por tanto, el acceso a una vivienda digna es claramente un derecho fundamental y debería estar en el centro nuclear de las políticas sociales de cualquier gobierno que pretenda mantener el estado del bienestar.